martes, 25 de enero de 2011

Viejos Atardeceres.

Mi viejo amigo, si bien es cierto hoy ya estoy a menos de un mes de cumplir mis 31 años, no puedo dejar de recordar aquellas épocas en que era un pequeño, y en muchos de mis recuerdos estas presente. Hay una imagen que tengo en mi mente, es que alguna vez de pequeños con mi madre fuimos a San Bartolo, la imagen que recuerdo es de ella cargándome, yo entre cerrado los ojos observaba un majestuoso atardecer, el sol teñía de naranja los cielos que se fundían en uno solo con tus aguas, mientras algunas personas cantaban canciones a Dios.

Recuerdo las innumerables veces que con mi madre fuimos a playas con piedritas cerca a un muelle, y como los cangrejos corrían desesperados de las manos inquietas de varios niños a los que conocí en aquellas aventuras en tus aguas. Los momentos vividos con mi hermano cuando retornó de la selva, y las veces que nos divertimos en tus aguas, no queriendo salir de ellas, pues al abandonarlas un frío nos castigaba, que pasaba pronto con el calor del sol.

O la ocasión que fui por primera vez a la playa de Ventanilla, donde conocía a una niña, hermosa ella, que confundí con una chica que vivía en una zona acomodada, por el tipo de sus facciones, descubrí con sorpresa que vivía en el mismo distrito, no recuerdo su nombre, y no recuerdo haberla visto de nuevo. O las ocasiones, ya adolescentes, que con un grupo de amigos del barrio, recorríamos los cerros para llegar hasta tus frías aguas en la playa de Ventanilla, conversando y caminando, de cuando en cuando divirtiéndonos todos, y a veces un amor surgía entre mis amigos y amigas.

Y cuando surqué tus aguas para llegar a la Isla San Lorenzo, para prepararme para ser un marino, y las muchas veces, que el frío inclemente de tus aguas, nos hizo pasar más de una pesadilla a mis compañeros y a mi. 

O la vez que con mi amada camine entre las arenas de tus playas mirando el sol, sabiendo que nos amamos, y las veces que solitario paseaba por tus playas y jugaba con tus aguas en soledad, disfrutando como un niño nuevamente. O por el contrario desfogando toda mi tristeza o mi rabia.

Tantas aventuras juntos, mi viejo amigo, me has visto crecer, reír, llorar, son tantos años, y a pesar de todo tu recuerdo me atrae. Así como nuestro Creador. 

Y, ¿a qué viene tanto recuerdo?, pues mi viejo amigo, hoy vi la imagen de un niño, un pequeño que me recordó como es estar frente a tremendo espectáculo de tus aguas y sentirse tan pequeño, pero disfrutando de esas aguas, que a veces solo lamen nuestros pies, con la caricia de un cachorro, tan grande, tan inmenso, una muestra de lo que nuestro Creador es, mi viejo amigo, aun me recuerdo viendo ese majestuoso atardecer. Así como ese pequeño.





6 comentarios:

  1. Un regalo precioso, la verdad que si, como tu solo sabes hacer.

    Gracias por compartirlo con todos

    Un abrazo compañero de las olas

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  2. Juan como siempre, un placer que pases por aquí, y gracias por poner la cuña... un abrazo a la distancia...

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  3. Gata, como siempre animando y alentando a todos, un grato placer ver tus huellas en mi playa... siempre agradecido

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  4. Precioso relato y unas fotografías lindas.

    Un placer pasarme por aquí.

    Gracias por tu apoyo¡¡


    Un abrazo y buen fin de semana


    A Salto De Mata
    Viajeros Sin Limite

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  5. bien dicen que los años no pasan en vano, como que te hace valorar los añosm pasados!!!
    bonito post..coo siempre


    pd: gracias por el regalo en un post anterior, pedoname por el retrazo..!!!

    y ay desde ahora espero cumplas un feliz año, aunque sique falta un mes?, no? jejeje, saludos amigo..!!!

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Habla que el Mar escucha