Es una de las experiencias mas hermosas que uno pueda tener, pero a la vez es la mas sencilla; Ah! mi viejo amigo, y no sabes la nostalgia que tengo de no poder haberla hecho hace mucho tiempo, y creo que en cierto modo el no poder disfrutar de esta sencilla, pero hermosa experiencia, y siendo sinceros extraño mucho esos momentos.
Me encantaba estar en esa tranquilidad casi celestial, acompañado por el mar y su brisa, oyendo sus susurros en mis oídos que se perdían en los sonidos de la ciudad. Si me he puesto mas viejo, y lo siento dentro, pero evoco esos momentos, momentos en los que mi soledad no era necesaria para acompañarme, pues el mar, junto a un cielo azul o gris, dependiendo de la estación me acompañaban, haciéndome soñar.
Al bajar la mirada, miraba con sorpresa que mis pies dibujaban formas extrañas en la arena, me pasaba horas, imaginando cosas, y soñando con delfines, me encantaba sobre todo, ver como las gaviotas revoloteaban encima del mar, tratando de avanzar, o de lo contrario su vuelo en picada para de ese modo coger algún pez desprevenido, que ahora ya no sería pez , si no pescado.
Si la playa era de piedras, me encantaba jugar al explorador, (aún de grande), buscando piedritas de colores, o de formas extrañas, de vez en cuando el esqueleto blanco de un cangrejo muy pequeño. Algunas piedritas de colores, son en realidad fragmentos de vidrios que con el tiempo se tallaron de ese modo, son momentos amigo mio que agradezco a Dios haber compartido contigo, es bueno saber que en algún momento retornaré a ver la belleza de tus aguas, y disfrutar de esos momentos tan agradables que me encantan compartir contigo.
Un saludo y hasta el próximo encuentro viejo amigo.
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Habla que el Mar escucha