Hoy yo siento la muerte cerca,
tan sonriente como siempre;
me saluda y se ríe
jocosa como ella sola.
Se percata que la miro,
se ruboriza tenebrosa
como coqueteándome
como diciendo que es mi hora.
Y la siento reírse de mi
lamentando un susurro
que se escapa de sus huesos
tan funestos y hediondos.
Me han contado que se ríe
porque presa nueva tiene.
y ¡Oh Sorpresa!, soy yo,
si , yo el que te escribe.
Y me tomo un suspiro
como último deseo,
me despido de mi gente
que no llora mi partida.
Solo dicen la amaba tanto
hasta el deseo de conocerla
y la conoció una noche de bochorno,
atribulado en un pensamiento funesto.
Solo dijo: Chau madrecita, Chau mi bebé,
y se montó en su viaje irretornable,
se lo llevó la huesuda irreverente,
como si no hubiese otro que le llame.
Y me escogió, porque lo quiso,
solo despide sus encantos quebradizos
Y me llama en su lista...
Y me lleva sin presagio de vivir.
Sir Soledad
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