Hola mi viejo amigo, tengo algo que contar, si yo se que después de tiempo te visito, pero a veces la rutina lo hace a uno esclavo del tiempo y del trabajo, y ya no hay tiempo para relajarse y visitar aquellas cosas que nos agrandan mucho. Si sabes que me gusta hacer música y escribir, lo primero le he venido haciendo, pero lo segundo... hace mucho que no lo hago, a menos que sea en las redes sociales, o para firmar algún que
otro documento. Es raro, pero el escribir, se me ha hecho un poco pesado, pero no sabes como lo extraño.
Lo extraño tanto que intento escribir, tomo el lapicero entre mis dedos y empiezo a escribir sobre el pulcro papel, pero de pronto la historia deja de fluir, y ya no hay mas que decir. Es triste, pero al menos se que una queja es mas valedera que un silencio, al menos así se que aún respiro.
Han pasado tantas cosas que contarlas en realidad ya no viene al caso, pero si he de decir que el cansancio me ha golpeado, y duro; si son esos días en los que no tienes ganas de animar a nadie, y el simple hecho de querer levantarte de la cama es una tarea de valientes.
Pero si algo he aprendido es que a pesar de ello, tus fuerzas jamás serán suficientes para eso. Es que tu dirás, ¿Cómo dices eso, si tu mismo luchas por seguir adelante a pesar de todo?. Pero, nosotros no podremos jamás seguir adelante solos con nuestras batallas, es por eso que siempre buscamos a familiares, amigos, algunos psicólogos para que nos ayuden a resolver nuestros problemas, o los problemas en los que nos metemos, por eso siempre estamos buscando algún lugar de refugio.
Te lo explico fácil; me contaron que una vez un hombre miraba como su pequeño hijo se esforzaba por cargar una pesada caja para ponerla en su lugar, después de un buen rato el hombre le preguntó a su hijo:
- ¿Estás empleando todas tus fuerzas?
- Si- respondió el pequeño con un rostro desesperado.
- ¿Te apuesto a que no?- replico el padre.
EL niño lo miró extrañado, a lo que el padre agregó.
- Es que no me has pedido ayuda.
Y eso pasa siempre con nosotros, queremos pelear nuestras propias batallas, queremos vencer por nuestras propias fuerzas, o intentamos buscar ayuda en otros que no pueden ayudarnos del todo, cuando la mayor ayuda viene de aquel que es nuestro Padre, y que con solo pedirlo está dispuesto a ayudarnos, solo debemos decirle a ÉL que nos ayude en cualquiera cosa que nos esté afligiendo.
Pero para eso debes aceptar que ÉL es tu Creador, y Salvador, y el vendrá en tu ayuda.
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